“Así dice el Señor: “Los que no estaban condenados a beber la copa del castigo, la bebieron. ¿Y acaso tú vas a quedarte sin castigo? ¡De ninguna manera quedarás impune, sino que también beberás de esa copa!” (Jeremías 49:12)
Dios es un Juez justo, el que la hace la paga. Nos perdona cuando nos arrepentimos, SI, pero las consecuencias de nuestras aberraciones no son quitadas, esto nos cuesta aceptar porque nos afecta en nuestra vida personal, familiar, salud física y en la economía; hasta que se cumpla el tiempo que Él cree conveniente. ¿Qué tenemos que hacer?, esperar con paciencia que Él nos levante la disciplina. El apóstol Pedro nos recuerda: “Porque es tiempo de que el juicio comience por la familia de Dios;…” (I Pedro 4:17). El escritor de la carta a los Hebreos dice: “Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor ni te desanimes cuando te reprenda, porque el Señor disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como hijo”. (12:5,6).
Es importante que no culpes al Señor de esas consecuencias, o de la tardanza de salir a flote, ni desanimándonos menguando nuestra fe o maldiciendo; tampoco dejando las convicciones de la vida cristiana, o dejar de congregarse como algunos tienen por costumbre, ni buscar otras opciones carnales para la solución de nuestros males. Tan solo confía en tu Padre Celestial que Él actuará oportunamente. Para la próxima tentación consideremos bien nuestro proceder o decisión antes de volver a caer, las consecuencias vendrán y será un camino interminable.
¿Y acaso tú vas a quedarte sin castigo? “Dios es siempre veraz, aunque el hombre sea mentiroso”. Así está escrito: “Por eso Dios, eres justo en tu sentencia, y triunfarás cuando te juzguen” (Romanos 3:4).