“Yo les hice pasar hambre en todas sus ciudades, y los privé de pan en todos sus poblados. Con todo, ustedes no se volvieron a mi.”

Libro del profeta Amós 4:6

Al leer este capítulo 4 del libro del profeta Amós, encuentro siete calamidades que Dios les envió para castigarlos por su absurda y necia rebeldía, aun así, no volvieron su mirada a Dios o buscarlo para pedirle perdón en sincero arrepentimiento. El pueblo de Israel se portó muy difícil a pesar del sufrimiento.

Los seres humanos nos hacemos rebeldes y necios ante las dificultades o calamidades tratando de solucionarlas, porque hemos decidido no tomar en cuenta a Dios, no buscarlo, ni voltear nuestra mirada al cielo para pedir su ayuda, no solo nos hacemos necios, sino también omnipotentes. Y como el pueblo de Israel nos comportamos difíciles a pesar de  nuestras circunstancias o sufrimientos. La gente en esta condición prefiere la negación de Dios en vez de acudir a Él por ayuda, pero no queremos pagar el precio del arrepentimiento; reconocer que nos hemos equivocado yendo por el camino errado, considerando que podemos hacer todo lo que deseamos sea bueno o malo, inconveniente o acertado, decidimos que para ello no necesitamos a Dios en nada. Creemos y lo damos por hecho, que con el tiempo cambiará nuestra suerte. La Biblia le llama a esa forma de pensar y actuar: rebeldía y negación de Dios o de su actuar.

¿Qué fue la determinación de Dios en estas circunstancias del pueblo israelita? La respuesta está en el versículo 12 de este capítulo 4: “Por eso, Israel, voy a actuar contra ti; y como voy hacerlo, ¡prepárate, Israel, para encontrarte con tu Dios!” Todos los seres humanos tenemos un final, no somos indestructibles, ni eternos, somos frágiles humanos y mortales, nos agrade o no, lo creamos o no, al morir tendremos que comparecer ante Dios. Aún estás a tiempo, vuelve tu mirada a Dios y Él tendrá compasión de ti, como la tuvo conmigo.

Lee Amós 4:6-13