Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos.

Carta a los Romanos 12:18

A veces las recomendaciones de la Biblia, son apropiadas pero lo deja a nuestra consideración para tomar una decisión. No es conveniente tener enemistad con nuestras amistades, familia y familiares. Cuando es en el hogar podemos llegar a un acuerdo y si hubo ofensa se puede solucionar otorgando el perdón o si fuimos culpables debemos solicitar el perdón a quien ofendimos. En caso difícil y extremo alguien se va de la casa, el esposo, la esposa o uno de los hijos.

El apóstol Pablo da esta recomendación, con dos condicionantes, —si es posible— y —en cuanto dependa de ustedes— Debemos hacer lo posible para llevarnos bien con todos o con casi todos. Dependerá de nosotros en forma sincera y oportuna lograr esa necesaria reconciliación olvidando el desaire, o haciendo caso omiso a esa mala y negativa actitud. Vivir en paz con los que me han ofendido o con los que no me agradan, dicen algunos, no me conviene, porque tales personas son repetitivos en sus actitudes u ofensas.

Vivir en paz con todos es conveniente porque la paz es agradable, nos llena, para disfrutar la vida y las relaciones humanas. Vivir en paz es una virtud espiritual que da el Espíritu Santo. Habla de la madurez del cristiano, de su sabiduría para enfrentar los conflictos sin afectar mi carácter, mi ser y mi confianza en mi mismo y en ser agradable primeramente a Dios y al prójimo. El apóstol Pedro recomienda a sus lectores: “En fin, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes. No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar bendición” (1a. carta 3:8-9).

Lee Romanos 12:17-21