“Por eso yo, que estoy en la cárcel por la causa del Señor, les ruego que vivan de una manera digna del llamamiento que han recibido, siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor. Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz.”

Efesios 4:1-3

El apóstol Pablo, estando en condiciones difíciles no se olvida de los creyentes en Cristo de la iglesia que se encuentra en la ciudad de Éfeso, les escribe para aconsejarles y motivarlos a vivir en buenas relaciones fraternales considerando su llamamiento a la formación de la familia de fe, la familia de Dios, la iglesia.

La palabra iglesia significa -los llamados de afuera-  Todos fuimos llamados para conocer a Cristo como Salvador y Señor y ser añadidos a la familia espiritual de Dios sin importar a qué clase social se pertenezca, económica y cultural. Lo maravilloso que fuimos integrados por el Espíritu Santo a la comunidad del Señor, de ahí la importancia del consejo paulino. Todos los que formamos la iglesia debemos ser humildes, no altivos para no entorpecer la unidad en el Espíritu Santo.

La humildad es una virtud moral o cualidad que la persona tiene, reconociendo sus capacidades, habilidades, cualidades y aprovecharlas para usarlas en el bien de otros sin jactarse o sin decirlo. Humildad es la sabiduría de lo que somos delante de Dios. Una y otra vez se nos exhorta a que la tengamos como hijos de Dios y seguidores de Jesucristo.

Continúa…

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