Entonces regresaron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, situado aproximadamente a un kilómetro de la ciudad. Cuando llegaron, subieron al lugar donde se alojaban. Estaban allí Pedro, Juan, Jacobo, Andrés, Felipe, Tomas, Bartolomé, Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas hijo de Jacobo. (Hechos 1:12-14)

La ascensión del Mesías Jesús cobra un impacto fortísimo en los timoratos discípulos, sorprendidos y anonadados ante la ascensión de su Maestro. ¡Que impresión!, no podían creer que Él ascendiera, que desapareciera en medio de una nube que lo ocultó.  En su perplejidad no se dieron cuenta de los hombres vestidos de blanco que estaban ahí (ángeles), que les dijeron: Galileos, ¿Qué hacen aquí mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido llevado de entre ustedes al cielo, VENDRÁ OTRA VEZ de la misma manera que lo han visto irse (V. 11). ¡Que promesa!, afirmada una vez más. Jesús se los había prometido: “Porque, así como el relámpago que sale del oriente se ve hasta en el occidente, así será la venida del Hijo del hombre.” “La señal del Hijo del hombre aparecerá en el cielo, y se angustiarán todas las razas de la tierra. Verán al Hijo del hombre venir sobre la nube del cielo con poder y gran gloria.” (Mateo 24:27; 30) “…Voy a prepararles un lugar. Y si me voy y se los preparo, vendré para llevármelos conmigo, así ustedes estarán donde yo esté. (Juan 14:2b, 3) “Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre” (Mateo 24:36).

Hay otros pasajes en el Nuevo Testamento que afirman el regreso de Jesucristo a esta tierra, así su regreso es inminente, es decir, está llegando a su fin cumplimiento. Su promesa la habrá de cumplir para el bien y el gozo de todos sus seguidores convertidos a él por el poder del Espíritu Santo. Las señales de las cuales habló y los escritores como Pedro, Pablo y Juan declararon están cumpliéndose y el fin pronto ocurrirá, y como dijera Jesús, “…será como en los días de Noé, la gente no se arrepintió de su mal proceder, ni se prepararon para la catástrofe, el diluvio llegó y todos perecieron”. Jesús nos dice que “Aprendamos de la higuera esta lección: tan pronto como se ponen tiernas sus ramas y brotan sus hojas, ustedes saben que el verano está cerca. Igualmente, cuando vean todas estas cosas, sepan que el tiempo está cerca, a las puertas” (Vv. 32,33).

Si no lo sabes, déjame decirte que la higuera a la que se refiere Jesús es la nación de Israel. Debemos observar a este pueblo, porque Dios continúa con su programa para ellos hasta que llegue el fin. La promesa del regreso del Mesías Salvador, Cristo Jesús es inminente. Preparémonos para el traslado a su presencia.

Lee Hechos 1:3-13