“Miren que pongo en Sión una piedra de tropiezo y una roca que hace caer; pero el  que confíe en él no será defraudado.”

Carta a los Romanos 9:33

El apóstol Pablo escribió la carta a los cristianos que vivían en Roma, es la carta más larga de sus escritos y la más profunda en su pensamiento y contenido. En esta carta presenta el tema que es, La Justificación por la Fe, un asunto que es sumamente vital para el género humano y eso incluye a los judíos. Algunos de los estudiosos de la Biblia consideran esta carta como uno de los mejores libros de toda la Biblia, porque entre otros asuntos toca la desgracia de la maldad y la corrupción del género humano y la forma de cómo puede el ser humano resolverlo.

El apóstol Pablo escribió esta magnifica carta cuando se encontraba en la ciudad de Corinto (15:26; 16:1-2) y se ubica alrededor del año 58 de nuestra era, Pablo no conocía esta iglesia o cristianos de Roma, pero su deseo era viajar a Roma para conocerlos y compartir con ellos el mensaje de Jesucristo y recibir apoyo de ellos para ir en un viaje misionero a España.

En este pasaje o versículos, el apóstol presenta la comparación entre la justicia por la fe en Cristo que han experimentado los creyentes gentiles (no judíos) quienes han creído y recibido a Jesús como el Mesías prometido a Israel y de bendición a ellos como El Salvador y Señor. El pueblo judío que iba en busca de una ley que le diera justicia y que nunca lo han alcanzado, porque no la buscaron por fe, sino mediante las obras, por eso dice Pablo, tropezaron con la piedra  y cita al profeta Isaías (28:16) donde se les advierte el juicio por su impiedad y desobediencia.

Ciertamente los judíos tropezaron con la piedra angular o la roca de salvación que fue Jesús el Cristo, lo rechazaron y lo entregaron a los romanos para que lo crucificaran, un tropiezo enorme, porque los judíos siguen justificándose en su proceder en el cumplimiento de la obras de la ley para ser salvos de la ira venidera de Dios. Se justifican también por ser pueblo escogido por Dios como descendientes de Abraham el patriarca, amigo de Dios quien fue justificado por su fe y no por obras meritorias.

Recuerda, no somos justificados en nuestros pecados por hacer cosas buenas o hacer obras de caridad, o por ser impecables, hemos sido declarados justos o inocentes de nuestros pecados porque hemos creído y aceptado que Jesús el Mesías murió en nuestro lugar para salvar nuestra alma, nuestra vida y no ser condenados e ir al infierno. Creemos en la Roca de nuestra salvación, Cristo Jesús.

Lee Romanos 9:30-33