Jabés fue más importante que sus hermanos. Cuando su madre le puso ese nombre, dijo: “con aflicción lo he dado a luz”. Jabés le rogó al Dios de Israel: —Bendíceme y ensancha mi territorio; ayúdame y líbrame del mal, para que no padezca aflicción— Y Dios le concedió su petición.
I Crónicas 4:9-10
¿Por qué te llamas como te llamas? Algunas personas no les gusta su nombre. Otros no saben el significado de su nombre o su origen. En el primer libro de Crónicas en los primeros 9 capítulos hay más de 500 nombres, no se nos dice quienes eran sino solamente descendientes de los hijos de Jacob. Es en el Capítulo 4:9,10 donde aparece un nombre: Jabés, su significado es: “dolor”. No se nos dice quién era, un hombre como cualquier otro, pero un hombre temeroso de Dios, le gustaba orar y depender de Dios. Hizo una oración breve como pocas pero con fe, con esperanza, confiando en la respuesta oportuna del Dios todopoderoso de Israel.
Hay oraciones cortas, pero poderosas o eficaces, como la de Jesús, cuando multiplicó los panes y los peces en más de una ocasión. Su oración corta frente al sepulcro de su amigo Lázaro.
Leamos la oración de Jabes: “Bendíceme y ensancha mi territorio; ayúdame y líbrame del mal, para que no padezca de aflicción” (Y Dios le concedió su petición).
Qué podemos aprender de Jabés? Lo primero:
QUE DEBEMOS VIVIR MÁS ALLÁ DE LAS EXPECTATIVAS.
(Esperanza o posibilidad de conseguir aquello).
¡Oh, si me dieses bendición! “Si tú me bendijeras maravillosamente” (LBAD) ¿Qué es bendición? La palabra bendición la usamos de manera frecuente cuando decimos “que Dios te bendiga”, para algunos es: que te vaya bien, para otros que la pases bien o que tengas un buen rato, o buena mañana, o buena tarde, o buen día. Sin embargo, desde el punto de vista de la palabra de Dios bendición es: “favor sobrenatural”, “que Dios te conceda un favor”. Cuando pedimos la bendición de Dios para nosotros o para otros estamos suplicando la bondad de Dios. El sabio Salomón dice: “la bendición del Señor traerá dinero, y nada se gana con preocuparse” (Proverbios 10:22). La historia de Jabés es un magnifico testimonio, no te preocupes por el nombre que te pusieron o nuestro origen o nuestro pasado. Lo que sí importa, es tu oración declarada con fe firme, el poderoso nombre de Jesús que puede cambiar nuestro futuro.
Continúa…