“Me has ungido con el mejor aceite”

Salmo 92:10b

Recordemos que Cristo (Mesías) significa ungido. Cuando se nos comparte el evangelio el Espíritu Santo participa de manera eficaz y nos conduce al Salvador, efectúa la regeneración, nos bautiza llegando a ser parte de su pueblo ungido. Él está dispuesto a dar una nueva unción cada día, su poder y llenarnos de él. Digamos como DAVID: “Seré ungido con aceite fresco”.

HAY RESULTADOS CUANDO TENEMOS UNA UNCIÓN NUEVA

Estaremos equipados para la obra que tenemos que hacer ordenado por Dios

Sean nuestros deberes o los deberes en la obra de Cristo. 

La obra secular, el trabajo vocacional o el oficio cuando somos responsables dan gloria a Dios, y se vuelve sagrado porque lo hacemos para Él. Y el Espíritu Santo nos orienta, aconseja y fortalece en nuestros deberes para realizarlos con entusiasmo y con responsabilidad. Y lo que hacemos sobre el trabajo de la iglesia lo hacemos para agradar a Cristo motivados por el Espíritu Santo, lo cual agrada a Dios y nos da satisfacción.

Cuando somos ungidos  con ese aceite fresco somos preservados por nuestro Dios. 

Ciertamente  hay creyentes en Cristo que han muerto jóvenes, posiblemente no fue la voluntad de Dios, fueron muertes accidentales inexplicables o algunos murieron como mártires por causa del evangelio. Sin embargo cuando somos ungidos por el Espíritu Santo seremos preservados por el Señor porque estamos con fidelidad haciendo la obra de su reino. 

Las palabras del Salmo 20:6  nos animan:  “Ahora sé que el Señor salvará a su ungido,  que le responderá desde su santo cielo y con su poder le dará grandes victorias.” El Rey David lo había experimentado, en el Salmo 89:10-22 lo expresa.

Es el mismo Espíritu de Dios y tú también puedes recibir esa promesa. Pidamos a Dios que lo cumpla en nosotros y que nos unja con aceite fresco o como dice dice la Nueva Versión Internacional con “el mejor perfume.”

Lee Salmo 89:10-29