“Me has ungido con el mejor aceite”

Salmo 92:10b

En el pueblo de Israel el ungimiento se hacía al sacerdote y a los Reyes consagrados en forma especial y quien lo hacía era en representación de Dios como lo hacían los profetas o sacerdotes. Desde la iglesia primitiva lo comenzó hacer el Espíritu Santo. La palabra alentadora para cada seguidor de Jesucristo es que también nosotros somos ungidos por el Espíritu de Dios.

LA PALABRA DE DIOS ES UNA UNCIÓN FRESCA

Necesitas esa confianza de que Dios lo hará de nuevo.

El Rey David fue ungido tres veces como rey. En este salmo 92 escribe de una unción fresca para su quehacer de rey. El apóstol Pablo escribió “Dios es quien nos confirma con ustedes en Cristo y el que nos ungió” (2 Corintos 1:21). Pablo se refería a los Corintios siendo una iglesia carnal, defectuosa, liviana en su vida moral, no obstante el apóstol  Pablo declaraba que todos ellos habían sido ungidos por el Espíritu Santo. Todos los cristianos hemos sido ungidos por el Espíritu Santo pero es necesario que cada día seamos llenos de Él.         

El apóstol Juan declara: “Pero ustedes tienen la unción del Santo . . . la unción de él permanece en ustedes.” (1 Juan 2:20, 27) 

Necesitamos comprender la maravillosa verdad de la unción. La Biblia dice que la obra del Espíritu Santo es infiernos cuando somos salvos, es decir, al experimentar el nuevo nacimiento en Cristo. Pero necesitamos cada día la obra del Espíritu de Dios.

Necesitamos creer la Palabra de Dios. Confiar en lo que dice ella sobre el Espíritu Santo y lo que Él puede hacer en nosotros. 

Necesitamos confesar y abandonar todo pecado, para que experimentemos la santificación en proceso. El Rey David decía: “líbrame de los pecados que me son ocultos” (Salmo 19:12). Si tú tienes alguna culpa por pecado cometido no confesado, debes arrepentirte y recibir la promesa del perdón. Solo por medio de Cristo puedes decidir ser libre de eso. 

Necesitamos orar si queremos recibir esa unción fresca de Dios. Hay ricas bendiciones si lo hacemos.

Continúa…

Lee 1 Juan 2:20 , 27 , 2 Corintios 1:21-22