Hay amigos que llevan a la ruina, y hay amigos más fieles que un hermano.
Proverbios de Salomón 18: 24
Las amistades a veces son inoperantes. Tú y yo en algún momento hemos tenido buenos, y pésimos amigos.
La amistad depende poco o nada de la cantidad de amigos que tengamos; algunos somos de temperamento gregario, de muchas amistades, a veces poco selectivas. Otros tienen un temperamento reservado, de pocos o casi ningún amigo, por ser desconfiados o introspectivos. Otros están en el término medio, cierta cantidad muy escogida de amigos.
La AMISTAD comienza con buenas amistades. Una verdad indiscutible. Es bueno ser amigo, amigo sincero porque como recompensa habrá una reciprocidad efectiva hacia nosotros. Una advertencia: “no te hagas amigo de gente violenta …” (Proverbios 22:24)
La amistad tampoco puede sostenerse por mucho tiempo, posiblemente por poca compatibilidad, circunstancias no adecuadas o ausencia por distancia geográfica, también por falta de tiempo.
Salomón en varios de sus proverbios menciona y cataloga la buena amistad y el buen amigo, trayendo excelentes resultados recíprocos. Y sin exagerar, se refiere al buen amigo, quien es mejor que el hermano de sangre. En la experiencia personal podemos estar de acuerdo con Salomón.
La amistad no se preserva automáticamente. Hay que cultivarla, en las experiencias de la vida debemos estar en el infortunio de esa amistad y también nosotros anhelamos ese apoyo y presencia del amigo cuando más necesitamos de un hombro para llorar ante el sufrimiento. “En todo tiempo ama el amigo”. -Proverbios 17:17 “No abandones a tu amigo, ni al amigo de tu padre.” -Proverbios 27:10
La amistad es íntima pero no absorbente. Aunque no es necesario establecer límites, es mejor ser prudentes y considerados en la práctica de mi amistad hacia otros. “No frecuentes la casa de tu amigo; no sea que lo fastidies y llegue a aborrecerte.” – Proverbios 25:17
Tu amistad con Jesucristo es fundamental y muy necesaria para sentirte completamente satisfecho con la vida.
Continúa…
