“Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz”.

2a. Carta a los Corintios 1:2

La relación del hombre con Dios por medio de su Hijo Jesucristo, en una genuina y sincera conversión o nuevo nacimiento espiritual, nos da “el derecho de ser llamados hijos de Dios”, aseveración de Cristo Jesús. Es una adopción perfecta de Dios para el individuo. Jesucristo declara, que Dios es nuestro Padre. El apóstol Pablo lo confirma y cada uno de los escritores del Nuevo Testamento también lo dicen. ¡Qué maravillosa relación tenemos como hijos de Dios!, es nuestro amado Padre y nosotros somos sus amados hijos, dejamos de ser criaturas para convertirnos en verdaderos hijos, gracias al sacrifico de Jesucristo. Solo por creer en este sacrificio, creer en la persona de Él como el Hijo de Dios quien lo levantó de entre los muertos, para tener por fe vida eterna en su nombre, y no solo eso, somos sus hermanos, coherederos con Él en todo lo que el Padre le ha ofrecido. Gracias a Dios somos también sus herederos. Dios es nuestro Abba, nuestro Papá (Romanos 8:15).

El apóstol Pablo pide en oración para sus lectores que tengamos “gracia y paz”

La gracia de Dios nuestro Padre, es su infinita misericordia al alcance de todos sus hijos. Esa Gracias es sublime, perfecta, generosa en la cual está toda bendición para nosotros, tenemos el derecho por esta adopción de recibir todo aquello que le pidamos en su voluntad. Aunada a ella el apóstol pide que también el Padre nos dé paz, es una virtud que produce seguridad y bienestar en todo nuestro ser. Esa paz excede todo conocimiento. Por medio del Príncipe de Paz, la recibimos. Ya no debe haber conflictos en nuestro interior porque La paz de Cristo ha invadido nuestro ser interior.

Seamos agradecidos por estas dos bendiciones, su gracia y su paz, para vivir fortalecidos en toda situación. “Padre nuestro que estás en los cielos…”

Lee Romanos 8:14-17