“Pondré enemistad entre tú (serpiente antigua) y la mujer, entre tu simiente y la de ella; su simiente te aplastará la cabeza, pero tú le morderás el talón”
Génesis 3:15
El apóstol Pablo enfatizó que, “Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer” (Gálatas 4:4), no de hombre y mujer ¿sino solamente de mujer. Cristo es el único en el mundo que no tuvo padre humano. Fue divinamente concebido. No es bueno discutir con el hecho, tiempo o lugar del nacimiento de Jesús el Cristo sino la manera en que ocurrió.
La encarnación es la doctrina más excelente, que sumado a otros acontecimientos o milagros se convierte en un nacimiento maravilloso. No podemos explicar o razonar el misterio de que Dios se haya encarnado y haya tomado forma humana a nuestra semejanza (1 Timoteo 3:16). Dios lo puede todo, no hay nada imposible para Él, el justo Job pudo decir: “Yo conozco que todo lo puedes” (Job 42:2). Hay que reconocer la fe de la doncella y virgen María para aceptar por fe que sería la madre del Mesías. Ella, dijo ante el anuncio del ángel: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, porque se ha dignado fijarse en su humilde sierva…” (Lucas 1:46-55). Y el Hijo primogénito de María, nació. Hijo de Dios engendrado por Él, en un pesebre de una posada en Belén, profetizado por el profeta Miqueas. Los pastores recibieron el anuncio de su nacimiento por parte de los ángeles. La estrella fue una señal y guía para los magos de oriente, nació el Rey de Reyes, Cristo el Señor. Los ángeles cantaron: “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad”. Los pastores glorificaban y alababan a Dios después de haber visto al niño recién nacido. Maravilloso nacimiento; a pesar de más de dos mil años, se sigue celebrando este gran acontecimiento. Espero que Él haya nacido en tu corazón recibiéndolo como tu Salvador personal. Si es así: ¡Feliz Navidad!
Lee el relato Lucas 1:26-55