“¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos”
Salmo 19:12
¿Hasta donde un error puede afectar significativamente la vida de una persona? En realidad, nadie lo sabe, pero lo cierto es que sus consecuencias pueden ser fatales. La afectación puede ser contra la misma persona como el caso de Judas Iscariote, después de haber tenido la compañía de Jesús el Mesías durante tres años, se descuidó, fue posesionado por Satanás y traicionó a su Maestro, su final fue dramático, en vez de arrepentirse y pedir perdón, se suicidó. Error fatal el del joven rico, el cual apresuradamente llegó hasta Jesús el Mesías para resolver su vida existencial después de la muerte. Maestro, ¿Qué puedo hacer para heredar la vida eterna? Era un hombre religioso, cumplía fielmente los mandamientos, pero tenía en su corazón el dios de la riqueza. El Maestro de Galilea le dijo: vende todo lo que tienes, ese dinero repártelo entre los pobres. El hombre no quiso hacerlo porque tenía muchos bienes, perdiendo así lo que aparentemente deseaba con urgencia: la vida eterna. Jesús le dijo a sus discípulos: “¡cuán difícil es que lo ricos hereden la vida eterna!”.
Los errores pueden evitarse, Judas y el hombre rico pudieron evitarlo, sin embargo ninguno de los dos lo hicieron y las consecuencias que sufrieron fueron mortales y por lo tanto fatales. Judas se perdió en la obscuridad de la eternidad y el hombre rico continuó su vida de avaricia y egoísmo, produciendo en él amargura.
Hay muchas personas que cometen el error de rechazar la invitación de Jesús, quien desea entrar en la vida de ellos, pero no quieren arrepentirse de sus pecados, pedir perdón a Dios por medio de Él que murió por sus pecados, de reconocerlo como su Salvador y Señor de su vida y Él les daría la salvación de su alma, la paz espiritual y la seguridad de vida eterna. Si antes de morir no toman esa decisión, su error de rechazo será fatal, pues tiene graves consecuencias ahora y en la eternidad.
Lee Salmo 19:9-14