Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño; porque en el sepulcro, a donde te diriges, no hay trabajo ni planes ni conocimiento ni sabiduría.

Libro de Eclesiastés 9:10

El rey de Israel, el sabio Salomón escribió como predicador este magnífico libro, donde expresa palabra o consejo de sabiduría o sus experiencias del Sabio, para la gente de su tiempo y para toda la humanidad.

Señalando la necedad natural del hombre y su ignorancia. Enfatiza que tenemos un tiempo ya establecido por nuestro Dios Creador Todopoderoso, no somos eternos en este mundo, cuando se cumple el decreto morimos nos agrade la idea o no, a veces la necedad del hombre es caer en la creencia que yo determino mis años de vida, aún los que se suicidan, Dios sabe el día que lo harán porque no hay nada oculto para El. Por lo tanto debemos aprovechar nuestro tiempo de hacer aquello que hemos anhelado, estudios universitario y aún más;  así como los planes o metas que deseo realizar  en el ámbito laboral, así como mayores ingresos para tener una mejor vida para beneficio de la familia.

El Sabio Salomón nos recomienda que hagamos todo con responsabilidad, con empeño para lograr esos objetivos o sueños que hemos tenido. Nos advierte y con mucha razón que en el sepulcro ya no hay nada que se pueda saber, porque el cuerpo biológico terminó su existencia. Los que vamos al cielo por nuestra fe en el Cristo resucitado, creemos en su promesa que Él nos da vida eterna y que donde Él estuviera prepararía un lugar para que también nosotros estuviéramos con El. El apóstol Pablo expresó: “Estar con Cristo es muchísimo mejor”. Pero los incrédulos, los que no tienen su experiencia de salvación de su alma en Cristo Jesús se perderán en la oscuridad de la eternidad, Jesús dijo: “Que allí será el dolor y el crujir de dientes.” Ahí tampoco ya no hay nada que hacer, no se puede regresar a este mundo para volver a comenzar o terminar lo inconcluso. Debemos considerar oportunamente el consejo del Sabio: “Has todo lo que te venga a la mano”, oportunamente.

Lee Eclesiastés 9:1-10