Luego el Espíritu llevó a Jesús al desierto para que el diablo lo sometiera a tentación. Después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. El tentador se le acercó y le propuso: —Si eres el Hijo de Dios, ordena a estas piedras que se conviertan en pan. Jesús le respondió: —Escrito esta: “no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.”

Evangelio de Mateo 4:1-4

La tentación es una prueba de la capacidad de las personas de escoger el bien en lugar del mal. Es obedecer a Dios o al diablo. La tentación es una incitación para pecar y seguir la indicaciones del diablo.

Jesús de Nazaret tuvo hambre después de estar en ayuno durante 40 días y 40 noches, era normal que necesitara alimento, en esa condición el ángel caído, Satanás, la aprovechó, desafiando a Jesús el Hijo de Dios que ejerciera su poder convirtiendo las piedras en pan, para poder satisfacer el hambre que tenía. Jesús podía hacerlo por la fe y el poder que tenía, pero era necesario obedecer a su Padre y no al enemigo. El primer hombre Adán y su mujer Eva obedecieron al diablo comiendo del fruto que Dios les había prohibido, cayeron en la tentación pecando por desobediencia. Desde la desobediencia de ellos, sus descendientes hemos pecado al ser incitados o tentados por el mismo diablo.

Todos los seres humanos son tentados, la tentación llega de tres maneras:

1) La tentación de un apetito o pasión en todas sus formas, y codicia.

2) El ceder al orgullo, a la vanidad o a la moda.

3) el deseo de riquezas, de poder y dominio sobre otros no importando ningún obstáculo o impedimento, sacrificando a otros.

Al vencer Jesús a Satanás una y otra vez, nos da esa capacidad a todos sus discípulos o seguidores por medio del Espíritu Santo que Dios puso en el ser humano en el momento de creer en Él y en su Hijo al ser crucificado por causa de los pecados del ser humano. A veces sus seguidores salen victoriosos ante la tentación y otras veces caen en ella por falta de dominio propio y dependencia en Dios, en Cristo y en el Espíritu Santo. El apóstol Pablo dice: “Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan soportar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir” (1 Corintios 10:13).

Lee Mateo 4:1-11