“Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz. No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncielas. Así que tengan cuidado de su manera de vivir. ¡No vivan como necios sino como sabios!  aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos.”

Apóstol Pablo a los Efesios

La vida es breve a pesar de los numerosos años que algunas personas viven en la actualidad, siendo el promedio de vida 70 u 80 años, aun así, es un periodo breve. La pregunta de rigor es: ¿Cómo o en qué forma estamos viviendo estos años? Considero que hay dos maneras cómo podemos vivir esta breve vida: con Dios o sin Dios.

Sin Dios, es estar viviendo en la oscuridad, señalamiento que hace el apóstol Pablo. Las obras de las tinieblas son terribles, malvadas, sin compasión, cruel, egoísta, cínica, y un sin fin de males. Vivir en las tinieblas es no tener temor a Dios, vivir sin el propósito existencial que Él dio a cada ser humano al nacer o antes de nacer pero que el hombre jamás lo descubre porque se ha alejado de su creador; al morir continúa en la oscuridad, bajo la ira de Dios y en terrible condenación. 

Vivir esta vida que se nos ha dado, con Dios, es el lado opuesto a la oscuridad porque vivimos en la luz de Él, porque Dios es luz y ninguna tiniebla hay en Él. Nuestra decisión de seguir al que dijo: “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no caminará en tinieblas”, Él es Jesucristo. Cuando nos atrevimos a seguirlo descubrimos que no es el número de años que importa vivir, sino la calidad de vida que nos da por su presencia en nosotros y con nosotros. Es por eso, que el apóstol a los gentiles nos exhorta; “tengan cuidado de su manera de vivir, no como necios sino como sabios.”

A veces la tentación nos abruma y caemos en las prácticas de los que viven en tinieblas. El dicho mexicano dice: “el que anda con lobos, aullar aprende” y “dime con quién andas y te diré quién eres”. Un asunto es trabajar con los que están en tinieblas o convivir con los parientes que están en la misma situación y otra cosa es vivir como ellos en las prácticas reprobables por Dios.

Disfrutemos nuestro tiempo de vida que El Señor nos da; vivamos en el modelo de Jesucristo su Hijo, agradando a Dios en todo. Que así sea.

Lee Efesios 5:8-17