“No hay duda que grande es el misterio de nuestra fe: Dios fue manifestado en carne. Fue justificado en el Espíritu, visto por los ángeles , proclamado entre las naciones, creído en el mundo, y recibido en la gloria.”

1a. Timoteo 3:16

EL gran misterio de la piedad que el Apóstol Pablo menciona en estos versículos, nos recuerda que “Dios fue manifestado como hombre”.

DIOS HECHO HOMBRE

A través de la Biblia se representa a Cristo como una persona que tiene dos naturalezas, una divina, la otra humana. En su encarnación en el vientre de la joven Virgen Maria se hizo poseedor de una verdadera humanidad en unión con su eterna deidad. Como Dios, Él no entró a un cuerpo humano, ni se unió al hombre. Se hizo hombre, llegó para formar parte de la humanidad (Juan 1:14): “Y EL verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”. La naturaleza divina de Cristo tiene una existencia personal desde la eternidad la cual aún existe y la naturaleza humana subsiste cuando Jesús ascendió al cielo a los 40 días de su resurrección se fue con su cuerpo y cuando regrese a este mundo traerá el mismo cuerpo. Dios-Hombre, perfecto Dios y perfecto Hombre, esto es lo que debemos creer y no como lo enseñan los Testigos de Jehová.

Observen lo siguiente: En nosotros, cuando creímos y recibimos a Cristo Jesús como nuestro Salvador, se efectuó la regeneración de nuestro espíritu por el Espíritu Santo. A nuestra naturaleza humana se le añadió una naturaleza divina por el Espíritu que habita en nosotros, desde ese momento somos hijos de Dios. Juan 1:12-13 dice: “Más a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Estos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad  humana, sino que nacen de Dios”. De esa manera llegamos a ser partícipes de la naturaleza divina. El apóstol Pedro lo explica: “Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los malos deseos lleguen a tener parte en la naturaleza divina” (2 Pedro 1:4).

Continúa…

Lee Juan 1:12-14