También: La vida en Cristo es un desarrollo.

Como creyentes y seguidores de él, nuestra vida debe ir perfeccionándose en nuestra relación y comunión con él. Lo vamos conociendo más, nuestro afecto por él va creciendo, y lo amaremos más. También le serviremos en las oportunidades que vayamos teniendo y lo haremos con más dedicación; compartiremos su amor y su salvación con otros. Este proceso o crecimiento, en algunos creyentes, es de más tiempo, porque iniciaron su experiencia con Cristo a temprana edad, en otros es más corto porque lo conocieron siendo ya adultos y otros en su última etapa de vida. Lo importante es que todos llegaremos a la meta al terminar nuestra vida terrenal.

El apóstol Pablo aclara: “No es que ya lo haya conseguido, o que ya sea perfecto, sin embargo, sigo adelante esperando alcanzar aquello por lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mí. Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está adelante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús” (3:12-14).

Continúa…

Lee Filipenses 3:12-16