Han de recordar ustedes que el apóstol Pablo tuvo una visión de “un varón Macedonio que le decía -pasen ayúdennos”, así fue como Pablo, con Silas y Timoteo fueron a Filipos, ahí establecieron la iglesia. Ahora les dice “Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes. Oro por ustedes con alegría, porque siempre han participado conmigo en el evangelio.”  El apóstol Pablo reconocía que era una iglesia muy fraternal y servidora en la extensión del evangelio.

En el versículo 6  les recuerda, que el inicio de su vida en Cristo tuvo un comienzo y va  creciendo hasta que alcance la madurez. “Estoy convencido de esto; el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús”. También en nosotros debe suceder ese crecimiento hasta alcanzar la madurez en Cristo que esto es lo que él requiere: Todo se inicia cuando invitamos a Cristo Jesús a entrar a nuestra vida. Experimentamos el primer amor de él para nosotros y de nosotros para él. El apóstol Pablo está seguro que Dios por su Espíritu comenzó esa obra en nosotros de conocer y aceptar a Jesús como nuestro Salvador, Mesías y Señor. Nos emociona, nos sorprende cuando iniciamos esa relación con Cristo Jesús.

Continúa…

Lee Filipenses 1:3-6