Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, junto con los obispos y diáconos: Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz. Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes. En todas mis oraciones por todos ustedes, siempre oro con alegría, porque han participado en el evangelio desde el primer día hasta ahora. Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.
Carta del Apóstol Pablo a los Filipenses 1:6
Esta carta fraternal del apóstol Pablo a los cristianos de Filipos, escrita en el año 61 o 62 de nuestra era. Fue enviada con Epafrodito un discípulo del apóstol, a quien los hermanos de esa iglesia le habían pedido que fuera a la ciudad de Roma para que sirviera al apóstol que estaba en prisión. Estando Epafrodito con Pablo, se enfermó muy grave, pensaron que se iba a morir, cuando se recuperó por la misericordia de Dios, Pablo le pidió que regresara a Filipos y que llevara la carta. Así lo hizo.
Dos propósitos tenía la carta:
1o.) Dar gracias por la ofrenda de amor que le habían enviado.
2o.) Agradecer el haber enviado a Epafrodito para que lo atendiera en lo que requería. Es probable que Epafrodito fuera el pastor de los cristianos filipenses o un líder. Además, en la carta el apóstol Pablo aprovechó para enseñarle algunas verdades más de la vida en Cristo. Les expresa su deseo de verlos.
Habían transcurrido 10 años que estuvo con ellos, aun así no los olvidaba, los llevaba en su corazón y oraba frecuentemente por ellos. En los versículos 1-2 señala la nota característica de la carta que un amigo dirige a sus amigos. Sabiendo que será escuchado con todo afecto, porque para Pablo, de todas las iglesias fundadas, la de Filipos era a la que se sentía más ligado. Es por eso que no escribe con autoridad como apóstol como lo hace en otras cartas, sino como un amigo. Acentúa, ser siervo junto con Timoteo.
Continúa…