Ciertamente les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida.

Evangelio de Juan 5:24

Se cuenta que Ponce de León conquistador español, llegó a las costas de Florida en busca de la mítica fuente para rejuvenecer enviado por el viejo rey Fernando, a la razón no muy católico y recién casado con una mujer de 35 años más joven. En la orilla de un lago una flecha de un aborigen atravesó el cuerpo de Ponce de León teniendo 47 años de edad. Otros más exploradores buscaban esa fuente de la eterna juventud. Siglos después fue construida la fuente eterna, en una área natural en San Agustín, Florida, en el Fountain of Youth Archeological Park, a 2 horas de Orlando. Puedes beber de la Fuente que brota en tres chorritos entre unas misteriosas luces azules, el agua es desagradable, tibia y con sabor sulfuroso. Un promedio de 200 mil personas al año van a la fuente y toman el agua solo por curiosidad o porque creen que rejuvenecerán, pero nadie ha reportado que volvió a ser joven. 

Lo que ofrece Cristo Jesús no es una mitología sino una realidad que millones lo han creído y lo han recibido, porque el que oye su palabra y cree en él que fue enviado por Dios, para la salvación y redención del ser humano, Cristo le promete que no será juzgado porque sus pecados los cuales serán perdonados por Dios, por la mediación de su Hijo al morir en la cruz del calvario y tendrá vida eterna.

Al morir el ser humano su alma o espíritu sale de su cuerpo para ir al cielo y cuando Cristo establezca su reino aquí en la tierra, todos los que creyeron y lo recibieron como Salvador y Señor resucitarán, sus cuerpos será  a la semejanza de él, su espíritu o alma volverá a ese cuerpo resucitado y vivirá  eternamente.

Hay que tomar el agua de vida eterna que Jesús ofrece, hazlo ya, porque el morir es inminente, todos estamos en riesgo de que la muerte llegue inesperadamente. “Prepárate para encontrarte con Dios en la eternidad.” Decídete por Cristo, el único camino para llegar a Él, invítalo a entrar a tu vida.

Lee Juan 5:24-30