Dios es generoso con sus hijos que lo imitan, pero no bendice a los tacaños que lo buscan en otras necesidades que llegan a tener.

Por cierto, Dios no necesita absolutamente nada de nosotros, pero si considera que su obra de expansión o la evangelización, así como los ministerios de la iglesia local, sí tienen necesidad que deben de suplir sus hijos con generosidad, también para el bienestar de sus siervos que las realizan la cual llega por medio de diezmos y ofrendas voluntarias. Además, la generosidad también se aplica a las necesidades de obra social que las iglesias cristianas realizan.

Debemos sembrar en abundancia para que nuestra cosecha sea abundante en todas las áreas de nuestra vida, en el empleo, el oficio, la profesión, el negocio o empresa que se llegan a tener, aún por la salud física y el bienestar familiar. Vivamos en la bendición de nuestro generoso y bondadoso Dios.

Lee 2 Corintios 9:6-15