Otra parte cayó sobre espinos que, al crecer junto con la semilla, la ahogaron.

Lucas 8:7

Jesús continuó narrando la parábola del Sembrador y explicándola a sus discípulos. La siguiente tierra donde cayeron las semillas, era un terreno árido lleno de plantas de espino. En los países del Mediterráneo hay muchos espinos. Por lo que en la tierra de Israel los había en diferentes áreas, Jesús conocía esta planta que son de diferentes tamaños.

La buena semilla de la parábola al crecer fue ahogada por los espinos que crecieron más. Jesús explica diciendo: “La parte que cayó entre espinos son los que oyen, pero, con el correr del tiempo, los ahogan las preocupaciones, las riquezas (o dinero) y los placeres de esta vida, y no maduran” (8:14).  Una observación de Jesús, porque algunos de sus seguidores cayeron en esta situación. A lo largo de los siglos esto sucedió con sus seguidores y en nuestro tiempo por observación propia hemos visto cómo los que abrazaron la fe cristiana con interés se fueron apartando de ella porque llegaron a tener una posición económica y social, ya no tenían tiempo para asistir a la reunión de la iglesia. Otros alcanzaron fama al participar en la clase política de la ciudad, del gobierno estatal o federal, se apartaron de la fe y de su comunión con Dios y con Cristo.

El diablo ofrece una atracción hacia el mundo para apartar a los creyentes, como estos no tuvieron un crecimiento espiritual y una dependencia del Espíritu Santo sucumbieron ante las tentaciones que se les ofreció. Hay cristianos que subieron de nivel económico y social pero nunca claudicaron en su fe en Cristo, dieron y dan buen testimonio de su vida transformada por Cristo, fieles colaboradores en el sostén de la obra de Dios. Ellos son un ejemplo de que sí es posible permanecer fiel a Cristo y a la obra de Dios. El Cristo glorificado dice: “Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida” (Apocalipsis 2:10).

Continúa…

Lee Lucas 8:7, 14