Cuando nosotros enfrentamos la disyuntiva entre la voluntad de Dios y la nuestra, podemos contar con la ayuda de un Sumo Sacerdote Jesucristo que nos comprende, porque él enfrentó lo mismo que nosotros. Nuestras oraciones tienen que buscar la voluntad de Dios y aceptar lo que él decida, eso es hacer su voluntad, obedecerle como lo hizo Cristo Jesús. Cuando ores recuerda esto, tienes que pedirle con fe y pidiendo a Cristo que interceda por ti, pero que se haga la voluntad del Padre.

Hay otro asunto importante: cuando el cristiano tiene que enfrentar la muerte, no sabemos lo que él piensa, lo que siente; se está saliendo de su cuerpo. Pero Jesucristo si lo sabe y los comprende porque él enfrentó lo mismo, tiene compasión por ellos.

También Cristo, nos puede guiar en nuestra angustia, porque también experimentó esa angustia, el dolor,  el sufrimiento y usó los mismos recursos que nosotros tenemos al alcance: la oración y la obediencia a Dios.               

La carta a Santiago 4:8 dice: “Acérquense a Dios y Dios se acercará a ustedes…”   La obediencia a Dios para algunos les es difícil, porque es un compromiso con Dios. Para otros, aunque les cuesta, se someten y con paciencia esperan los resultados. Hay varias cosas que debemos obedecer, ustedes lo saben.  El apóstol Pablo le dice en su Segunda Carta a Timoteo su hijo espiritual: “Pero tu debes permanecer fiel a las cosas que se te ha enseñado, porque sabes que son verdad.” – “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y es útil para enseñarnos lo que es verdad, y para hacernos ver lo que está mal en nuestra vida, nos corrige cuando estamos equivocados y nos enseña hacer lo correcto.” (2 Timoteo 3:14-16 NTV).

Continúa…

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