“Y dijo a los mortales: Temer al Señor: ¡eso es sabiduría! Apartarse del mal: ¡eso es discernimiento!”

Job 28:28

El rey Salomón lo expresó: “El principio de la sabiduría es el temor al Señor”. 

Mucha gente de nuestro tiempo vive sin temor a Dios, es decir, darle el reconocimiento a Dios como el dador de la vida, el Todopoderoso creador del universo, del planeta tierra y todos los que han vivido y viven en él. Es darle adoración y pleitesía. El ser humano que no lo hace ha caído en el escepticismo o en un humanismo grosero y cínico. Otros consideran que Dios está ausente de este planeta y por lógica, ausente de sus vidas. Otros son indiferentes a tener una relación con Dios porque creen que Dios es un Ser in-conocible, es decir, que no se da a conocer y que no le importa el ser humano al cual ha dejado a su suerte. Otros más, que Dios es justiciero, vengativo, o que no es justo porque las carencias de ellos no las satisface. Y otros no creen en la existencia de Dios.

A Dios le agrada que el hombre y la mujer le guarden temor, pero no es un temor de miedo, sino de reverencia, de reconocimiento, de obediencia y de adoración. El temor al Señor, como Dios, eso es, ser sabio. Cuando el hombre cae en la necedad se aleja de Dios, es mejor la sabiduría para enfrentar cualquier asunto o diferencia en las relaciones humanas, lo mismo en la relación con Dios la sabiduría es indispensable y si nos falta esta virtud pidámosla a Él quien nos la dará.

Teme al Señor y apártate del mal, esto es discernimiento, saber diferenciar lo bueno, lo mejor y lo excelente, así también el mal porque es engañoso. Si sabe distinguir el mal es admirable la persona porque supo discernir. “Teme al Señor y serás sabio”. Apártate del mal porque eres inteligente.

Lee Job 28:20-28 , Proverbios 3:7-8