Preocupémoos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca.

Carta a los Hebreos 10:24-25

Las amistades son geniales y valiosas siempre y cuando se es sincero, justo y cariñoso. Hay amistades perdurables; amigos del alma, como dicen algunas amistades.

Las recomendaciones del escritor en la carta a los hebreos fueron pertinentes y de beneficio a quienes primeramente fue dirigida esta carta. Eran cristianos que estaban en la diáspora, es decir, refugiados en otros lugares por su seguridad o por necesidad. Aunque ellos eran seguidores de Jesucristo muy comprometidos, no dejaban de tener sus inconvenientes, disgustos o inconformidades los unos con los otros. Las recomendaciones del autor en la carta son:

“Preocúpense los unos por los otros.” Esa es una linda actitud, estar dispuestos a velar por la seguridad de los hermanos en Cristo o por las amistades, por amor ayudarles en sus necesidades, animarles con palabras y con oraciones al sentirse frágiles ante la prueba. Toda necesidad de nuestras amistades podemos suplirla siempre y cuando esté a nuestro alcance. El buscarlos en las reuniones de la iglesia o en otro tipo de reuniones, aún en el duelo o en el infortunio, en toda circunstancia vale la pena porque los reanima nuestra presencia por el afecto que nos une. También nosotros nos sentimos estimulados. El escritor recomienda a sus lectores, que animarse unos a los otros es muy conveniente, porque estaba seguro que en sus días, Jesús su Salvador y Señor regresaría de nuevo a la tierra, él estaría con ellos para siempre.

También nosotros, tenemos esa esperanza de que Cristo regresara en nuestro tiempo para llevarnos y estar con él. Aceptemos el consejo, vivamos en armonía con los demás creyentes, amigos y familiares.

Lee Hebreos 10:19-25