Pero David le respondió: ¿Quién soy yo? ¿Y quiénes son en Israel mis parientes o la familia de mi padre, para que yo me convierta en yerno del rey?

I libro de Samuel 18:18

Así dice el Señor, el que te hizo, él que te formó en el seno materno y te brinda su ayuda: “No temas, Jacob, mi siervo, Jesurún, a quien he escogido.”

Profeta Isaías 44:2

Tú, ¿quién eres? ¿Sabes por qué viniste a este mundo? ¿Qué tienes que hacer y cuál es tu objetivo en la vida? Es importante que conozcamos nuestra identidad. Algunas veces tenemos una identidad virtual o sea una idea errada de lo que realmente somos. Y cuando esto sucede estamos limitados en cuanto a saber para qué existimos, cuál es nuestro rol en la vida y qué debemos lograr.

Pero hay una identidad que tiene que ver con lo que yo pienso que soy. Sebastián Almanza la llamó, con razón, identidad virtual. Una persona no es lo que piensa de sí misma que es, sino lo que Dios opina de esa persona. Por lo tanto, conocer quién soy, no tiene que ver con andar investigando qué es lo que puedo hacer, que opina mi padre o la gente que soy, sino que, tengo que buscar en Dios mi identidad.

La identidad de cada persona tiene que ver con una revelación de Dios a nuestra vida, somos aquello que Dios ha querido que seamos, para eso nos creó con un propósito, porque Él ya tiene una idea exacta de ti y de mí. Cuando un ser humano viene al mundo no nace por casualidad o por error, Dios trae a las personas al mundo con un propósito. El da identidad a los seres humanos que se lo permiten. Antes que otra cosa o a quién acudir, ten comunión con tu Creador, por cierto, parte de tu identidad es que eres hijo o hija de Dios, así que pregúntale: ¿Quién soy? ¿Y cuál es Tu propósito que yo realice?

Te responderá, tenlo por seguro. Mientras te dice: “No temas, Yo te escogí.

Lee Isaías 44:1-5