Salmo 13 de David

Este es un Salmo de lamento, un impresionante grito pidiendo auxilio al Señor. Comienza con tres quejas:

¿Hasta cuándo, Señor, me seguirás olvidando?

¿Hasta cuándo, esconderás de mi tu rostro?

¿Hasta cuándo, he de estar angustiado…?

David en medio de sus problemas, de su enfermedad, del ataque del enemigo, considera o duda que Dios lo ha olvidado, ha escondido su rostro o que no le importa su angustia. En esta situación tiene tres peticiones:

“Señor y Dios mío; mírame, respóndeme; ilumina mis ojos.” Cuánta necesidad tenía que Dios mirara su situación, deseaba la respuesta a sus necesidades y anhelaba claridad y dirección en la solución de sus problemas. No quiere morir, no desea que su enemigo se burle de él,  ni que su adversario se alegre de su caída. David a pesar de sus lamentos tiene tres actitudes:

  • “Yo confío Señor en tu gran amor”
  • “Mi corazón se alegra en tu salvación”
  • “Canto Salmos al Señor”

Termina con una declaración de victoria al haber dependido de Dios: “¡El Señor ha sido bueno conmigo!”

Hermano, hermana, ¿qué estás haciendo con tus problemas de enfermedad o angustia?

Levanta tu queja al Señor tu Dios. Como David presenta tus peticiones, dile que te vea en la situación que estás, que te responda, que te dé sabiduría y dirección para afrontar aquello con más eficacia, fe, determinación y dependencia en Él. Dile también que confías en su amor, dale gracias por su ayuda y alábalo.

Un día pronto, podrás decir: ¡El Señor ha sido bueno conmigo!

Jamás debemos dudar de su bondad, de su misericordia y su interés por nuestra seguridad. Él es justo en todas sus acciones, por ello debemos confiar que Él no se olvidará de tu pesar, dolor y angustia. Él estará contigo en todo momento, acude a Él y derrama tu alma, Él es el Señor tu Dios.

-Orel Ochoa (extraído del libro Meditaciones En Los Salmos Del Rey David)

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