Finalmente, el pecado tiene su debido castigo. La Biblia dice: “que la paga del pecado es muerte” y también dice: “el alma (hombre) que pecare, esa morirá”. Estas declaraciones bíblicas establecen que hay una ley de retribución que nos gobierna. Hay un dicho popular, pero cierto, que “quien la hace la paga”. El castigo que alguien sufra debido a sus pecados será de consecuencias inmediatas diferentes, pero el castigo final será terrible y definitivo; separado de la presencia de Dios, para vivir en el lugar a donde van los condenados.
Jesucristo vino justamente a salvarnos de ese castigo final y eterno. Él dijo: “El Hijo del Hombre no vino a condenar a la humanidad, sino para que la humanidad sea salva por El”. (Evangelio de Juan 3:17) Es por eso que su nombre Jesús significa Salvador. La Biblia asevera que: “en ningún otro tenemos salvación, porque no hay otro nombre debajo del cielo en que podamos ser salvos”. Reconoce que eres pecador, arrepiéntete de todos tus pecados ante Dios y recibe a Jesús como tú único y suficiente Salvador y serás perdonado. “Ya no hay condenación para los que están en Cristo Jesús”.
Lee Juan 3:16-21