Buscamos la sensibilidad en los adoradores.

Unidad en los propósitos de Dios.

Edificamos con la Palabra a toda persona que asiste.

No nos encerramos a los cambios.

Animamos a todos a tener un ministerio.

Satisfacemos algunas necesidades en el servicio al prójimo.

No somos una élite, somos una iglesia abierta y fraternal.

Un liderazgo auténtico para ministrar.

Entrenamos a las personas para ser útiles.

Valoramos a los niños y a los jóvenes instruyéndolos.

Asesoramos a las personas en crisis reorientándolas.

Salimos a otros lugares para evangelizar y plantar iglesias.

Esta es la responsabilidad de la iglesia en la sociedad, como parte de la familia en Cristo Jesús.

Lee 1 Pedro 4:10-11