Santiago en su carta universal en el capítulo 4:7-8a. aconseja: “Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y huirá de ustedes. Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes.”

Todos tenemos una o más definiciones sobre el significado de la oración, Santiago tiene la suya, es interesante.

Si sabemos que Dios está en todo momento con sus hijos, no obstante, debemos disponer un tiempo especial designado para estar con Él en comunión. Orar es una cita con DIOS, es un acercarnos a Él para que Dios se acerque a nosotros. Ese es el consejo de Santiago.

  • Orar es la maravillosa invitación de Dios que dice: vengan a mí y yo iré a ustedes. Tu y yo marcamos la relación con Él. Si yo doy un paso, Él dará un paso. Si yo corro, Él corre para el encuentro, ya que si nosotros lo deseamos Él también lo desea porque es Padre de todo aquel que se dejado adoptar por medio de Jesucristo.
  • Orar es también entregar. Es decir, que hay asuntos que me superan, hay que entregar esos asuntos o necesidades a Dios con carácter urgente antes que me superen. No luchar en mis propias fuerzas, aceptar mi impotencia en la solución de mis problemas o salud quebrantada y creer en la suficiencia de Dios, eso es expresar mi confianza en Él.
  • La oración es la oportunidad de sacar de mi mente todo problema. Tal vez al estar en oración, razono que estos problemas o necesidades no son tan graves como lo he considerado con una mente ofuscada y temerosa. Orar es saber que estoy en las mejores manos y debo renunciar a luchar solo, necesito depender de mi Padre que me ama y que está interesado en mi bienestar porque soy su hijo amado.
  • Orar es tocar la puerta del cielo. Jesucristo dijo: “Toquen y se les abrirá, “Hagamos eso, toquemos a la puerta donde está la misericordia de Dios, hasta que nos abran y respondan a nuestra oración.

Acerquémonos a Dios y Él se acercará a nosotros, hagámoslo con seguridad y fe.

Lee Santiago 4:7-10