Considera este principio de vida: “Tu llegarás, hasta donde tu corazón te lo permita”, el corazón espiritual necesita ser constantemente entrenado, necesitamos mantenerlo en forma para que podamos llegar al destino establecido por Dios, no te frustres antes, no te desanimes, no te decepciones de la vida, tenemos que llegar a la meta.

El apóstol Pablo lo expresó así para animarnos: “Hermanos, no pienso que yo mismo ya lo haya logrado. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús.” (Filipenses 3:13-14).

Cuando nuestra vida o existencia esté dejando de funcionar estemos agradecidos con Dios y con esperanza cuando nos presentemos ante su justa presencia. Para eso tenemos que tomar esta segunda consideración:

UNA DECISIÓN SINCERA Y OPORTUNA. En el Libro de Proverbios, Dios dice: “Dame, hijo mío, tú corazón y no pierdas de vista mis caminos” (23:26). Pide que el hijo entregue su corazón para unirlo al de él y anden juntos. Eso nos garantiza protección. Por eso la urgente necesidad de entregarle todo el ser, no a medias, eso es inadecuado. “Amarás al Señor con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas” (Deuteronomio 6:5), Jesús estuvo de acuerdo con este mandamiento y felicitó al hombre religioso que lo repitió.

Continúa…

Lee Filipenses 3:12-16