Hay una parábola que Jesús narró a sus oyentes en el Evangelio de Marcos 12,  voy a enfocarme sólo en el versículo 1, que es el que me interesa para este tema. Ustedes pueden leer posteriormente toda la parábola, es fácil de comprender lo que Jesús deseaba comunicar a través de esta narración.

El versículo 1 dice: “Entonces comenzó Jesús a hablarles en parábolas: —Un hombre plantó un viñedo. Lo cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Luego arrendó el viñedo a unos labradores y se fue de viaje… Es muy interesante que el hombre después de plantar el viñedo lo cercara con un muro, construyera una torre y un lagar, el lagar era el lugar donde caía el vino después de triturar las uvas. Es curioso que el dueño del lugar, siembra en lo invisible, para luego proteger lo diminuto, esto son las semillas ya sembradas, con un muro y una torre de vigilancia, parece ser que le importaba lo diminuto.

Se puede asumir que el hombre no se espera a ver el resultado final para decidir proteger su inversión, pero tuvo la intuición para saber que algo valioso había bajo tierra y debía tomar medidas para cubrir y proteger ese tesoro. Esto nos lleva al pensamiento y a la consideración; debemos: ENTRENAR NUESTRO CORAZÓN ESPIRITUAL.  Esto es poder entender el valor de las acciones que producen enormes resultados. Son decisiones que se convierten en hábitos que resultan en una vida imparable. Debemos entender lo que motiva nuestro corazón, qué lo inspira, para amar a otros, para servir a ellos. Amar lo conveniente logra buenos resultados, debemos amar lo que desempeñamos cada día que nos trae satisfacción, por lo cual nos sentimos realizados porque estamos cumpliendo el propósito de nuestra existencia que Dios puso en nosotros.

Continúa…

Lee la parábola en Marcos 12:1-11