El Señor soberano Dios y el que revela todas las cosas, le dio palabra al profeta Jeremías: “Así dice aquel cuyo nombre es YAHVEH, el que hizo la tierra, y la formó y la estableció con firmeza: Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes” (33:3).

Cuando esta palabra vino al profeta estaba en la cárcel, triste y preocupado por el futuro de su pueblo, la amenaza de la calamidad estaba cerca, el ejército enemigo venía a invadir su tierra y estaba en la frontera del territorio. Toda la ciudad y el territorio de su país serían un caos, destrucción, muerte y esclavitud. En medio de esa visión del desastre inminente, Jeremías recibió la promesa de la restauración y esperanza de un futuro prometedor de bendición, pero para ello tenía que clamar a Dios por ayuda y por discernimiento para conocer ese futuro glorioso que recibiría su pueblo de otra generación.

Esa restauración consistía en: “les daré salud y los curaré; los sanaré y haré que disfruten de abundante paz y seguridad, cambiaré su suerte, y los edificaré como al principio, perdonaré sus maldades y los purificaré de todos sus pecados que cometieron al rebelarse contra mí” (vrs. 6-8).

Mi hermano, mi hermana, mis amigos; yo no sé, pero tu si lo sabes, ¿estás en problemas, o estás en pecado o estás bajo disciplina, en prueba o en tribulación? Debes discernir en donde estás, Dios es perfecto Juez, es celoso con los suyos y castiga al que ama, y pone a prueba nuestra lealtad a Él y nuestra fe en su voluntad. El consejo que Dios le dio al profeta también te lo da a tí y a mí: “Clama”, busca su rostro, busca su ayuda, busca su perdón y restauración. Pídele que te levante la prueba o el castigo, para que vengan tiempos maravillosos a tu vida espiritual, mental, emocional, física o material.

Él dice “que se oirá de nuevo el grito de gozo y alegría, el canto del novio y de la novia, y la voz de los que traen a la casa del Señor ofrendas de acción de gracias y cantan”, “Den gracias al Señor Todopoderoso porque el Señor es bueno, porque su amor es eterno”.

Un día pronto o tardío dependiendo de tu clamor, vendrá a ti ese futuro maravilloso y cantarás y vendrás al templo para unirte a los fieles y traerás ofrendas al Señor, porque Él en verdad es bueno. Un Padre que nos ama y desea nuestra restauración. Que así sea.

Lee Jeremías 33:1-10