“Vuelve, oh Israel, al Señor tu Dios; Porque por tu pecado has caído. Llevad con vosotros palabras de súplica, y volver a Jehová, y decidle: Quita toda iniquidad (maldad) y acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios.”
Oseas14:1
A veces tenemos un falso concepto de la misericordia de Dios, de su justicia y de su perdón. Consideramos que estos elementos se aplicaban al pueblo de Israel por las buenas obras que hacían después de haber pecado y desobedecido, pero esto está muy lejos de la verdad. No es por las obras buenas que hagamos que podemos recibir la misericordia y el perdón de Dios por nuestros pecados. Los profetas, en obediencia a Dios y su palabra predicaban al pueblo la necesidad del arrepentimiento para que el pueblo recibiera el perdón de sus pecados y su desobediencia a Dios, sólo entonces vendrían las bendiciones de Dios, en su tierra de cultivo, en la multiplicación de su ganado, la salud del cuerpo y suplirles toda necesidad.
El rey Ezequias, quien gobernó al pueblo judío es un ejemplo. El hombre estaba enfermo, el profeta Isaías le trajo el mensaje de Dios, “que se preparara poniendo en orden sus asuntos porque le quedaba poco tiempo de vida.” El Rey se puso a llorar en arrepentimiento sincero en oración. No deseaba morir. Después, Dios le dijo al profeta Isaías, regresa al palacio, “Ve y dile a Ezequias: Jehová, Dios de David, tu padre, dice así: “He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí, que yo añado a tus días quince años” (Isaías 38:5). El rey sanó y continuo viviendo, siendo un buen gobernante, temeroso de Dios y obediente.
Hay muchos ejemplo de personajes que obedecieron el consejo de los profetas, así como el pueblo recibiendo la bendición y la restauración cuando se volvieron a Dios en obediencia y sincero arrepentimiento. Dios es fiel a sus promesas, debes considerarlo y aplicarlo a tu vida en el momento oportuno.
Lee Oseas 14