Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en El.
1 Juan 4:16
El apóstol Juan tiene magnífico testimonio del amor de Jesucristo, ya que fue uno de sus doce discípulos principales o apóstoles. Aprendió de Jesús en cuanto al amor a Dios su Padre. Jesús amaba a sus discípulos y Juan también lo experimentó en varias ocasiones. Juan aunque era joven supo también amar a Jesús, su Maestro y Señor; fue el único de los 12 apóstoles que sin miedo a lo que le pudieran hacer los soldados romanos, estuvo al pie de la cruz cuando su Maestro estaba crucificado hasta que murió, recibió en adopción a María la madre de su Maestro como Jesús se lo pidió, la cuidó y ella estuvo con el.
Cuando escribe esta carta, el apóstol Juan ya es un anciano, enfatiza que Dios nos ama porque Dios es amor, una verdad sostenible porque lo demostró entregando a su único Hijo para perdón de pecados y salvación de la humanidad. La declaración enfática de Juan, es que Dios es amor, aconsejando a sus lectores sobre el amor fiel en que debemos permanecer, para que sin distinción alguna también debemos amar a otros, a quien tratamos frecuentemente. Pero nuestro amor debe ir más allá, dar amor compasivo a las personas no importando su condición social y económica, a la gente de otras naciones o razas incluyendo al pueblo judío al cual pertenecía Jesucristo. Esto es, sin lugar a dudas “permanecer en el amor de Dios”.
Debemos imitar a Dios en su perfecto amor, así permaneceremos en El y en su Hijo Jesucristo.
Lee 1 Juan 4:7-21