Decide mejor ser un discípulo de Jesucristo.

El propósito de su venida a este mundo fue por amor a ti, salvar tu alma y darle un nuevo sentido a tu vida.

Entonces Jesús dijo a sus discípulos: “Si alguno quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirme. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará. ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde el alma? ¿O que recompensa dará el hombre por su vida?

Evangelio de Mateo 16:26

UN LLAMADO AL DISCIPULADO

La invitación es para todos los que desean creer en él. No pierdas tu alma, deja que el Señor Jesucristo la salve y tu vida será muy significativa porque Él te ama. Si te atreves a seguirlo hay tres condiciones que cumplir: 

RENUNCIAR AL YO

A nosotros mismos como señor de nuestra vida, Jesucristo quiere ser el dueño, el amo, el Señor de ella. Desea ser el administrador, el contralor. El discípulo tiene que decir como el apóstol Pablo cuando se convirtió a Cristo: ¿Qué quieres que yo haga Señor?, y posteriormente ya en obediencia a su Señor, el apóstol expresó: “He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí” (carta a los Gálatas 2:20). El discípulo tiene que obedecer todo lo que le mande hacer su Señor, vivir y ser como su Maestro, dar testimonio de Él, compasivo en favor de otros, tener su alegría y vivir la vida abundante que Él ofrece.

Continúa…

Lee Gálatas 2:17-20