“Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho —Nunca te dejaré; jamás te abandonaré.”

Carta a los Hebreos 13:5

La Biblia habla demasiado sobre el dinero, sobre los bienes materiales, las propiedades y las riquezas. Esto es importante saber, Dios es quien reveló la palabra para que fuera un manual de instrucción para una vida mejor del ser humano en todas las áreas: el trabajo, la familia, la sociedad y la vida espiritual o religiosa en su relación con Él. Por lo tanto debemos aceptar los consejos de la Biblia, sus advertencias, sus enseñanzas, sus principios, mandamientos e instrucciones. Así, el ser humano puede vivir en paz en las relaciones sociales.

Aceptemos entonces la primera advertencia de un peligro en el que muchos han caído, esto es: El amor al dinero, que conlleva a ser egoísta, codicioso y avaro. El dinero es simplemente un símbolo que representa un recurso humano o vida invertida en el trabajo. Amar el dinero es poner nuestra esperanza y confianza en el y no en Dios. Estos versículos de la carta a los Hebreos nos aconsejan que nos mantengamos libres de amar el dinero, las riquezas o las cosas materiales, que debemos estar satisfechos con lo que tenemos, producto de nuestro trabajo, negocio y de una buena administración, sin codicia alguna. El peligro es caer en total dependencia del dinero que suplirá todas nuestras necesidades  incluyendo nuestra salud y felicidad, eso es un vil engaño. Es Dios quien provee la vida, la salud, el gozo y el contentamiento. De Él viene todo. Cuando se ama el dinero se deja de depender en Dios y cuando esto sucede, Dios ve de lejos al ser humano, por su soberbia.

El apóstol Pablo escribiendo a su joven discípulo Timoteo le da estas instrucciones: “A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan  su esperanza en las riquezas, que son tan inseguras, sino en Dios que nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos. Mándales que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, y generosos, dispuestos a compartir lo que tienen.” (1 Timoteo 6:17-18) ¡Cuidado con este peligro!

Lee 1 Timoteo 6:17-19