El escritor de esta carta, por medio de estos versículos está haciendo una clara y oportuna advertencia a sus lectores cristianos judíos y gentiles, respecto a la apostasía. Esta, en forma muy sencilla de explicar, es que habiendo conocido la verdad del evangelio, la verdad del Mesías Jesús, se claudique en esa experiencia por algún tipo de influencia sea filosófica, por persecución por ser cristiano, por conveniencia o por falta de crecimiento en su salvación. La fe que trae esta salvación debe crecer y la meta de su desarrollo es llegar a ser maduros en la fe en Cristo, buscando cada día de parecernos más y más a Él.
Se inicia este crecimiento con la leche espiritual al haber nacido espiritualmente por medio del Espíritu Santo. “Desead con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos, así, por medio de ella, crecerán en su salvación” (1 Pedro 2:2). Al oír y conocer el evangelio del amor de Dios y la obra de Cristo a nuestro favor, vamos creciendo en el conocimiento de las Sagradas Escrituras, después como el niño que ha dejado la leche materna comienza con alimentos sólidos, va creciendo en forma normal hasta llegar a ser maduro. Hay creyentes o seguidores de Cristo que no tiene un crecimiento normal en su vida en Cristo, cualquier viento de doctrina, problemas o experiencias adversas les hace desistir de ser cristianos, claudican en la verdad conocida, dan un paso atrás o aceptan una doctrina falsa, llegando a ser apóstatas de la verdad que conocieron. Es muy peligroso descuidarnos en nuestro crecimiento normal como cristianos, debemos fortalecer nuestra vida con oración, conociendo más la Biblia, sirviendo en la obra de Dios, tomando cursos de discipulado para mayor conocimiento de la verdad de Dios, de Cristo Jesús, con la ayuda del Espíritu Santo.
El Cristo resucitado en gloria, dice: “Sé fiel hasta la muerte, y yo te dará la corona de la vida” (Apocalipsis 2:10).