El sufrimiento es un mal en este mundo, producto del enemigo de Dios, del ambiente corrompido de las sociedades del mundo, de la maldad del hombre contra el hombre, de la explotación de gobernantes corruptos y del pecado personal del hombre.
¿Qué hacer ante tantos males? Del salmista podemos aprender siguiendo los pasos citados en la primera parte de este escrito y con toda seguridad porque esa es la promesa de Dios de perdonarnos cuando somos culpables de nuestros sufrimientos y enfermedades. Acudir a Él prontamente en un sincero acercamiento a Él. Reconocer nuestra impotencia y fragilidad humana, esperando en Él en su benevolencia.
Dios en Cristo tiene poder para perdonarnos, sanarnos, restaurarnos y renovarnos en nuestra vida cristiana y experimentar una fe creciente que nos ayude a depender siempre de Él. La paz volverá, así como la tranquilidad y la alegría por la vida y tener el gozo del Señor Jesucristo. Es mi oración que así sea.
-Orel Ochoa (extraído del libro Meditaciones En Los Salmos Del Rey David)
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