En la carta que escribió el apóstol Pablo a los cristianos que vivían en la ciudad de Roma. Hace una exposición maravillosa sobre el pecado del ser humano en cinco capítulos consecutivos. Cuando comienza a mostrar la escena está es terrible. Toda esperanza parece imposible.

El predicamento humano. Capítulo 1:18-32 Una serie de males hace mención. Una humanidad corrompida, descarriada en lo moral y sin esperanza. 

En los capítulos 4 y 5 Pablo presenta a Cristo dentro del estado lastimoso del hombre. Porque Él nos ha redimido de la esclavitud del pecado, su muerte en la cruz trajo la solución, cumplimiento de la promesa de Dios, de una paz restaurada y Cristo hizo posible que Dios nos declarara justificados, es decir sin culpa, ésta fue llevada por Jesús en la cruz del calvario.

El poder del pecado fue suprimido, despojado, derrotado y los grilletes de la esclavitud rotos. El pecado no fue erradicado, sino su poder de tener al hombre aprisionado, Cristo nos hizo libres. Cuando el hombre deposita su fe en Cristo entra bajo su protección y el diablo ya no podrá tenerlo de nuevo cautivo.

Conociendo esto, el apóstol Pablo hace una exposición magnífica sobre los hombres que han sido libres de esa esclavitud. Jesús de Nazaret lo expresó: Si el Hijo del Hombre los hace libres, en verdad serán libres.- Magnífica libertad la que poseemos, no debemos abusar de ella por amor a quien se sacrificó por nosotros. Así el pecado ya no tiene dominio sobre los seguidores de Jesucristo, no estamos exentos de fallar pero no podrá volver a reinar en nosotros.

—Pablo dice: Que el pecado está presente en los seguidores de Cristo. La batalla continúa, tenemos una naturaleza humana imperfecta, somos vulnerables así que el diablo nos incita a pecar, somos tentados una y otra vez, pero tenemos la poderosa ayuda del Espíritu Santo para vencer al enemigo, tenemos que depender de Él, porque es nuestro protector, nuestra ayuda y fortaleza, desde que vino a nuestro ser al confesar a Cristo como nuestro Salvador, Libertador y Señor. Nos ayuda a crecer imitando el carácter y la persona de Jesucristo, está con nosotros cada día para crecer en la fe en la palabra de Dios, en los ejercicios espirituales para fortalecernos, su ayuda nos es indispensable, Él anhela que seamos victoriosos y exitosos en todo.

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