Debo enfatizar la importancia de la oración para el crecimiento espíritual. Todos sabemos orar, pero no nos gusta, no le damos importancia o no deseamos usar nuestro tiempo porque tenemos otras prioridades. Hasta que experimentamos una enfermedad o algún inconveniente o perdemos el trabajo. A mí me agrada orar por todo aquel que me pide que haga oración en su favor. Debemos orar por la situación del mundo, por los judíos de Ucrania, por los desplazados, por los pastores y las iglesias. Hay tantos motivos para orar. Haz de la oración una de tus prioridades y crecerás en el espíritu, en tu vida de relación con Dios y con su Hijo Jesucristo.

Creceremos en Cristo si compartimos nuestra fe o lo que sabemos de él con otros. Ese es el talón de Aquiles de muchos creyentes en Cristo. El no envió a sus seguidores a esparcir la semilla del evangelio a diestra y a siniestra, sino hacer discípulos. Eso se puede iniciar con una persona que no asiste a este templo o a otro. Podemos iniciar el discipulado con esa persona, compartir nuestro testimonio de conversión, continuemos con breves enseñanzas.

Creceremos espiritualmente cuando servimos en la comunidad de creyentes o en los programas de ayuda social del gobierno local. El servir es muy satisfactorio en la iglesia o en donde sea posible. Hay personas que necesitan orientación, apoyo con recursos materiales, haciendo algún favor, enseñando un oficio, etc. etc.

Resumiendo podemos crecer cuando estamos en un ambiente espiritual de alabanza, de gozo y de santidad. Luego logremos la disciplina de estudiar la Palabra de Dios. Hagamos de la oración nuestra prioridad cada día. Esforcémonos en discipular a otros, no sólo presentar el plan de salvación, da el siguiente paso, enseña la palabra de Dios. Creceremos si servimos a otros con nuestras capacidades, habilidades, y recursos.

Lee Mateo 28:16-20