La Biblia nos dice que sí podemos y debemos crecer. ¿Cómo puede ocurrir?

Primero debemos vivir en un ambiente espiritual. Un ambiente de alabanza. Esta es una atmósfera maravillosa para el crecimiento en Cristo. Salmo 103: “Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios” (1-2 E.A.C).  Aprende a alabarlo. No nos quejemos sobre los asuntos que no nos salen bien o las situaciones que afectan frecuentemente nuestro hogar . . . Alabemos a Dios por la vida que tenemos, por la familia, por el trabajo que tienes, por su reino en expansión. Así creceremos en el Señor. El ambiente de gozo o de alegría, este hace posible el crecimiento espiritual.

Evangelio de Juan 15 Jesús la vid verdadera. V. 11 “Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría será completa.” Jesús tenía la plenitud del gozo y se nos ofrece esa plenitud que cambia la vida. Por qué nos ponemos de mal humor, lanzando inconformidad y maldiciendo o respondiendo frecuentemente enojados. Nuestra actitud a veces es grosera. El ambiente de santidad, es un ambiente de justicia, es una ayuda superior para el crecimiento. Debemos vivir en pureza en nuestras relaciones y decisiones, debemos ser justos con los demás porque a veces fallamos en esto.

Hagamos uso frecuente de la Biblia y ocurrirá el crecimiento. -El apóstol Pedro nos recuerda: “Deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación ahora que han probado lo bueno que es el Señor” (I Pedro 2:2-3).  Es necesario conocer más de Dios, de Cristo, del Espíritu Santo, de la profecía de lo que viene. Leamos, meditemos, estudiemos la Biblia, aprendamos de memoria pasajes o versículos y creceremos. Hay descuido en este asunto.

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