Así que ustedes, queridos hermanos, puesto que ya saben esto de antemano, manténganse alerta, no sea que, arrastrados por el error de esos libertinos, pierdan la estabilidad y caigan. Más bien, crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡A él sea la gloria ahora y para siempre! Amén.

2a. Pedro 3:17-18

El escritor inglés Jonathan Swift narra acerca de un hombre pequeño de solo 15 centímetros de altura, en su relato de ficción titulado “Los viajes de Gulliver”, el cual es un clásico. El relato de aventura dice, que Lemuel Gulliver, un cirujano, le gustaba viajar; se embarcó en un viaje a las islas del sur del Pacífico. Una terrible tormenta hace que el barco donde viaja naufrague en la costa rocosa de una isla llamada Lilliput, todos se ahogaron, menos Lemuel Gulliver, como pudo llegó a la costa. Se quedó dormido en la playa por el cansancio. Cuando despertó, descubrió que había sido atado a la tierra y estaba rodeado por hombres pequeñitos llamados Liliputienses, de solo 15 centímetros de altura.

Es una novela interesante. Nunca encontraremos a personas pequeñitas de 15 centímetros, solo algunos enanos. Pero si podemos encontrarnos con creyentes pequeños o enanos en Cristo. Algunos de ellos no tienen mucha paciencia, amor y compasión, conocieron a Cristo, fueron bautizados pero se estancaron, no continuaron creciendo. El crecimiento espiritual en Cristo debe ocurrir en nuestra vida. Es lo que dice el apóstol Pedro. Recuerdas la historia de Pedro: le cortó la oreja a un hombre por defender a su Maestro. Tres veces negó a su Mesías. En la crucifixión de su Maestro estaba mirando de lejos. Después de la resurrección de Jesús hubo un cambio radical, creció y maduró.

Escribe Pedro esta carta donde nos habla de la madurez y crecimiento en Cristo. Generalmente tenemos dos ideas falsas en cuanto al crecimiento espiritual.  Una es, que el crecimiento espiritual es instantáneo. La otra idea falsa es que el crecimiento en Cristo es difícil e imposible.

La Biblia nos dice otra cosa; que sí podemos y debemos crecer.

Continúa…

Lee 2 Pedro 3:15-18