Este 16 de septiembre, los mexicanos celebramos la gesta de independencia del gobierno extranjero opresor, un hecho histórico que nos garantiza nuestra segura libertad individual y nuestros derechos ciudadanos. Los mexicanos no debemos abusar de esta libertad sino sujetarnos a los que nos gobiernan, quienes deben respetar nuestras garantías individuales, cuando se presenta la necesidad por las malas actuaciones del gobierno municipal, estatal o federal, protestar por las arbitrariedades; también debemos contribuir para que la justicia impere, vuelva la cordura en ellos y contribuir a la paz social. Gracias a Dios primeramente y gracias a los incontables mexicanos, hombres y mujeres que dieron su vida para lograr esta libertad de nuestro pueblo, libertad de la cual gozamos.

También debemos dar gracias a Dios por su plan de redención del género humano, el cual fue libre de la esclavitud del diablo enemigo de Dios y del ser humano, lo cual fue logrado por el Mesías Jesús, llamado el Cristo, Salvador, Señor y Libertador. El apóstol Pablo, les escribió dos cartas a los creyentes en Cristo que vivían en la ciudad de Corinto. En su primera carta capítulo 10 y versículos 23 al 33 les dice de la libertad que tienen en Cristo. “Todo es permitido, pero no todo conviene. Todo está permitido, pero no todo es constructivo.”… “No hagan tropezar a nadie, ni judíos, ni a gentiles ni a la iglesia de Dios. Hagan como yo, que procuro agradar a todos en todo. No busco mis propios intereses sino los de los demás para que sean salvos.” —vv 23 y 32-33.

Como mexicanos debemos respetar la libertad de nuestros conciudadanos y cuando no lo hacemos violentamos el derecho de los otros y nos arriesgamos a recibir el castigo. Es lo que dice el apóstol Pablo, no debemos abusar de nuestra libertad en Cristo, debemos ser sabios en nuestra actuación dentro de la comunión con los hermanos creyentes y fuera de esa comunión cuando estamos ausentes de ellos, es decir nuestra conducta y compromiso, debe ser como la de Cristo para no hacer tropezar a los débiles en la fe, que al ver, o ser informados de nuestra mala conducta o falta de compromiso con el prójimo, violentemos su fe y podemos contribuir a que ellos retrocedan en su desarrollo cristiano. Dice el apóstol Pablo, que hay prácticas en la vida cotidiana, que para algunos cristianos no debe realizarse y para otros no les afecta si lo realizan, es asunto de conciencia, pero si afecta a otros, no debe realizarse, es mejor sacrificar nuestro gustos y deseos para no afectar la vida en Cristo de los débiles en la fe. Por lo tanto debemos ser cuidadosos y prudentes en lo que hacemos, aunque tengamos la libertad, porque Cristo nos ha hecho libres. 

Lee 1 Corintios 10:23-33