Manténganse libres del amor al dinero, y estén contentos con lo que tienen, porque Dios ha dicho: “Nunca te dejaré; jamás te abandonaré”. Así que podemos decir con toda confianza: “El Señor es quien me ayuda, no temeré”. ¿Qué me puede hacer un simple mortal?

Carta a los Hebreos 13:5-6

¿Qué es el dinero? Un medio legal de pago, valores, efectivo, bienes. Dios dice que no debemos amarlo, Él espera que nosotros no lo amemos, como espera la familia ser amado, y también nuestro prójimo. Cuando amamos el dinero nos hacemos dependientes de el, algunos viven esclavisados, el dinero se vuelve indispensable y afecta la salud, afecta la mente porque el hombre cae en la codicia, la envidia y la avaricia, nos lleva a ser egoístas, afecta en lo espiritual porque paulatinamente se pierde la fe en Dios. El amor al dinero hace que desplacemos al Señor como nuestra prioridad, nos hacemos autosuficientes, vanidoso, y soberbios. El amor al dinero acarrea otros males. Es mejor vivir contentos con lo que tenemos, no con lo indispensable sino con lo necesario.  Salomón el sabio escribió: “Aleja de mí la falsedad y la mentira; no me des pobreza ni riquezas sino sólo el pan de cada día. Porque teniendo mucho, podría desconocerte y decir: ¿Y quién es el Señor? Y teniendo poco, podría llegar a robar y deshonrar así el nombre de mi Dios” (Proverbios 30:8-9).

Es maravilloso, agradable y prueba de nuestra fe depender del Señor, Él es nuestro proveedor, sus promesas: “nunca te dejaré; jamás te abandonaré” son muy claras y específicas, lo que nos resta es confiar y aprender a depender de Él. El dinero es útil cuando es producto de nuestra vida invertida en el trabajo, por lo que debemos ser buenos administradores y confiando en el Señor que  nos ayudará.

Lee Hebreos 13:5-6