Considera estas preguntas: ¿Estás satisfecha con la historia de tu vida?¿Cuáles han sido tus sueños? ¿Qué te ha impedido realizarlos? o ¿Estás satisfecha con los sueños ya realizados?
Cuando no se han realizados los sueños de la vida es como tener una pesadilla. El profeta Isaías, escribe cuando se lucha para alcanzar esa montaña sin lograrlo: “Como el hambriento que sueña que está comiendo, pero despierta y aún tiene hambre; como el sediento que sueña que está bebiendo, pero despierta y la sed le reseca la garganta… (Isaías 29:8).
ATRAPADOS. Estar atrapada o atrapado es algo que no debe ser en tu vida, no es tu verdadero propósito. Estar atrapada para siempre, no es lo que Dios diseñó para ti. Para algunos la vida es un círculo, es como una tormenta, porque al considerar tus capacidades, habilidades o virtudes te sientes frustrada, porque no has logrado lo que has deseado o lo has logrado a medias. Cuando todo es posible; por los planes y propósito de Dios que puso en ti los cuales aún permanecen. Eso produce insatisfacción, porque tú pensabas de manera diferente. Lo urgente es que tu debes evaluar tu vida, tu historia, a la luz de lo que Dios planeó para ti y no importa la edad que tengas, aún tienes tiempo.
Tal vez lo que ahora estás haciendo con tu vida es bueno, ¿pero es todo? o te estás interpretando a ti misma y estás rechazado lo que Dios ha deseado de ti.
¿QUÉ DE LOS EJEMPLOS? Hay mujeres que por sus tensiones de insatisfacción o por las cosas o asuntos que no funcionan de la manera que imaginaron, comen alimentos de más, compulsivamente, lo cual no es saludable o salen a comprar cosas que no necesitan o se cargan de emociones que afectan a otros, sea a los padres, al esposo, hijos o con quien viven. Eso frustra y desanima, si estás en esa situación arriesgas tu fe en el Señor.
Él te va a dirigir hacia otra área, que ya puso en ti para su realización. Recuerda lo que dice el profeta Isaías: “No tengas pesadillas de hambre o de sed y despiertes de la misma manera con hambre y con la garganta reseca.” Será un amargo despertar, frustración, vaciedad y desfallecimiento. Deja que Dios en su Espíritu te guíe pero tienes que depender de Él. Si puedes hacerlo.
Continúa…
Lee Isaías 29:8