El narcisista tiene una percepción exagerada de sí mismo. —Pero cuán diferente es: la buena autoestima de una persona. Se da, cuando la persona tiene satisfacción interior. Basa su bienestar en las relaciones satisfactorias con otros. Es una persona segura de sí misma, no exagera, ni remarca sus éxitos, es una persona sencilla, sin arrogancia.

Una persona con alta autoestima es: asertiva, sabe escuchar, atender y elige los momentos para hablar dando su opinión del asunto, tiene inteligencia emocional, es sociable, goza de la paciencia que le da seguridad. Y tiene otras virtudes. El apóstol Pablo recomienda: “Nadie tenga de sí un concepto más alto del que debe tener. Sino más bien, piense de sí mismo con moderación”(Romanos 12:3).

NUESTRO ROSTRO. Salomón dice: “como el agua refleja el rostro de una persona como un espejo, de la misma manera el corazón o la mente de la persona refleja lo que en realidad es. “¿Qué debe reflejar nuestro rostro?

Primeramente: La paz de Dios. Es en Cristo que logramos obtener esa maravillosa paz. También debemos reflejar el fruto del Espíritu Santo: el amor, la alegría o el gozo de Cristo, paz o tranquilidad ante las situaciones que enfrentamos. Paciencia, una virtud muy necesaria, porque ella nos ayuda a ser ecuánimes y justos. Amabilidad, qué lindo es ser amable, eso se refleja en el rostro. Bondad esa virtud es ser bueno, buenas personas con los necesitados. Fidelidad para con Dios, para con el evangelio de Cristo, para con los demás. Humildad no vanidosos, ni altivos y tener dominio propio, controlarnos, aún en la injusticia o imprudencia de otros. 

También reflejamos: nuestras reacciones de inconformidad, de enojo, de molestia, de preocupación, de tristeza, de enfado, de molestia. No debemos reprimir estas reacciones, pero con dominio propio o control. No debemos reaccionar negativamente hacia otros. No olvidemos que las expresiones de nuestro rostro las manejamos desde nuestro interior, desde nuestro corazón, de nuestra mente, o conciencia. —Jesús dijo: “que lo que hay en nuestro corazón, así son nuestros pensamientos”, también dijo: —”Que debemos tener un corazón limpio, porque las malas prácticas, lo malo que decimos y los malos pensamientos salen del corazón. (Mateo 12:35 y 15:18-19).

Continúa…

Lee Romanos 12:3, Mateo 15:18-19