“Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan, porque Él la afirmó sobre los mares, la estableció sobre los ríos.”

Salmo 24:1-2

De manera habitual, cuando hablamos de la palabra mayordomía en la iglesia, de inmediato la relacionamos con poner dinero en la canasta de la ofrenda, lo cual hace que nuestra mente vaya rápidamente a nuestras carteras y bolsos. Pensamos en entregar dinero y tanto la definición como la connotación muy pronto se vuelven estrechas y negativas para muchos.

Aunque dar dinero a la iglesia, incluída la idea de diezmar (dar el diez por ciento), es sin duda un aspecto de la mayordomía, de ninguna manera capta todo el concepto. Para entender plenamente la creencia bíblica de la mayordomía tenemos que pensar mucho más grande y amplio.

¿CUÁNTO QUIERE DIOS DE MI?

Lo fundamental es que Dios quiere todo lo que tienes. La respuesta a esta pregunta clave es esta: el cien por ciento. Y a propósito para el cristiano esto no es negociable.

Por lo tanto, ahora queremos saber: ¿Por que querría Dios todo de mí ¿Porque quiere todo lo que tengo? La respuesta es sencilla y obvia; es que de cualquier manera todo ya le pertenece a Él. Sin embargo, la respuesta más profunda y personal es porque esta representa la mejor oportunidad para nosotros, al igual que para aquellos que nos rodean.

Darle todo lo que tenemos a Dios no solo ofrece libertad para nuestra alma y bendice nuestra vida, sino también bendice a todos aquellos que encontramos en nuestros círculos de influencia.

Si creyésemos verdaderamente que todo lo que somos y todo lo que tenemos le pertenece a Dios, podríamos producir el mismo impacto en nuestra época con nuestra vida que el que produjo la iglesia en su época.

Al borrarse las líneas divisoras y derribarse los muros por tal tipo de sacrificio, seremos libres para compartir y dar, y ver cambios dramáticos en nuestro mundo y las vidas de aquellos a quienes servimos

Lee Salmo 24:1-2