“Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los exalte a su debido tiempo. Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes. Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quien devorar. Resístanlo, manteniéndose firmes en la fe, sabiendo que sus hermanos en todo el mundo están soportando la misma clase de sufrimientos. Y después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables. A él sea el poder por los siglos de los siglos. Amén.”
I Pedro 5:6-11
Consideremos algunos consejos que nos pueden ser útiles en medio del sufrimiento, de la prueba, de la tribulación, ya sea una enfermedad, una cirugía muy necesaria, la pérdida de trabajo o cualquier otra situación adversa a tu vida.
El primer deber de hijos es: LA HUMILDAD ANTE DIOS
La humildad no es asunto de pobreza, es una virtud, es lo contrario a la altivez..
El cristiano debe ser humilde ante la poderosa mano de Dios. Esta frase es común con mayor frecuencia respecto a la liberación que Dios efectuó en favor del pueblo de Israel de Egipto. “Con mano fuerte te liberó Dios de Egipto” eso le dijo Moisés al pueblo (Éxodo 13:9). “Señor (Dios) Yehova, tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza, y tu mano poderosa” (Deuteronomio 3:24). La idea es que la mano poderosa de Dios está en el destino de su pueblo, si ellos aceptan su conducción a la tierra prometida deben ser humildes y fieles. El seguidor de Cristo nunca debe rechazar las experiencia de su vida, sean buenas o no y nunca altercar con Dios o rebelarse contra Él, porque debe saber que la mano poderosa del Señor está en el timón de tu vida y Él le tiene reservado un destino o resultado. A Dios le agrada nuestra humildad.
Continúa…